THE SOUND MAKER
Jaeger-LeCoultre rinde homenaje al Valle de Joux
THE SOUND MAKER
La historia de Jaeger-LeCoultre está íntimamente relacionada con su apacible e impecable entorno en el Valle de Joux, donde prevalece el sonido de la naturaleza: el suspiro del viento en los árboles, las baladas de los pájaros, el murmullo de los arroyos de la montaña; mientras que, en invierno, el sonido del silencio se posa en el paisaje como una profunda manta de nieve.
Los largos y rudos inviernos han contribuido al desarrollo de dos sonidos emblemáticos del valle. Debido al frío, los bosques de abeto crecen lentamente, produciendo una madera con una resonancia excepcional venerada por lutieres durante siglos. Los gélidos inviernos supusieron largas horas permaneciendo en el interior, lo que permitió a los primeros relojeros del valle tener el tiempo necesario para desarrollar y construir complejos relojes con sonería.
Jaeger-LeCoultre celebra en 2020 The Sound Maker, rindiendo homenaje al valle y a su gran legado de relojes con sonería para expresar un siglo y medio de savoir-faire acumulado de manera novedosa.
El sonido del tiempo
Durante más de 600 años, el sonido ha marcado el paso de las horas, organizando la vida diaria de muchos europeos en función de la sonería de las torres de reloj ubicadas en las iglesias de los pueblos y ayuntamientos. De hecho, la voz inglesa de reloj clock procede de cloche, palabra del francés antiguo para campana (que a su vez viene del latín clocca, el sonido de una campanada).
Suele decirse que las creaciones con repetición de minutos, diminutas versiones de aquellos relojes históricos, se inventaron en la época anterior a la luz eléctrica para que la gente pudiera saber la hora en la oscuridad. Es una historia mágica, pero no es completamente cierta. El impulso real para la miniaturización de los relojes con sonería se debió al ferviente deseo por innovar de los primeros relojeros y al deseo por poseer y llevar estos símbolos de estatus y amor por el arte de sus clientes acomodados.
El fundador de Jaeger-LeCoultre, Antoine LeCoultre, jugó un papel clave en este proceso, no solo como relojero sino como inventor de máquinas capaces de medir y cortar componentes de forma más precisa y a menor escala que antes. Como resultado, el Valle de Joux se hizo célebre por producir relojes de sonería y cajas de música con mayor complejidad, menor tamaño y un sonido más bello.
Una historia de distinción
Considerada por los relojeros la complicación relojera más compleja –y gratificante–, la repetición de minutos ofrece mucho más que un reloj: un instrumento musical en miniatura. Para crear ese tipo de reloj se requiere oído musical y una destreza extrema.
Desde que produjese su primera creación con repetición de minutos en 1870, Jaeger-LeCoultre ha desarrollado más de 200 calibres relojeros con sonería, incluyendo 100 calibres con repetición de minutos antes del año 1900. Ha dominado todas las formas, desde relojes con alarma de relativa simpleza a la gran sonería o a la sonería de Westminster. Hasta mediados del siglo XX, la Grande Maison suministró movimientos de sonería para algunos de los nombres más sofisticados de la relojería, además de crear relojes de repetición y sonería bajo su propio nombre.
Aunque la estructura de los mecanismos del reloj con sonería ha permanecido inalterada desde principios del siglo XIX, Jaeger-LeCoultre ha trabajado constantemente para mejorar tanto la eficacia mecánica de sus movimientos como la claridad y belleza del sonido que producen. Sus primeras innovaciones incluían timbres cristal (1870) y mecanismo de triple martillo (1880). En 1895, la Maison inventó el sistema silencioso patentado y con ello eliminó el zumbido de fondo de los sistemas de tipo áncora tradicionales. Hoy, la mayoría de los relojes de sonería utilizan alguna versión de esta invención. En 1900, Jaeger-LeCoultre produjo su primera creación extraplana con repetición de minutos.
A mediados del siglo XX, a medida que la sociedad cambiaba y la gente deseaba cada vez más relojes con funciones prácticas (tanto para la vida urbana como para las actividades deportivas), Jaeger-LeCoultre aprovechó su maestría con los mecanismos de sonería para desarrollar relojes con alarma. Aunque el mecanismo de martillo y timbre de los relojes con repetición también se usa en el calibre Memovox, los golpes extremadamente rápidos producen un zumbido continuo en un solo tono en lugar de un delicado carillón semejante a una campana.
Presentado en 1950, el Memovox, con su característico sonido de campana escolar, ha permanecido como referencia para los relojes con alarma durante 70 años. Con el paso del tiempo se ofrecieron funciones prácticas adicionales que incluían la indicación Worldtime y la hora del parquímetro, y en 1959, la Maison presentó el primer reloj de buceo de la historia con alarma. Desde el año 2000, el Memovox ha reaparecido en varias formas, como en los relojes de calendario perpetuo, en el modelo Master Compressor o en la serie homenaje a los relojes de buceo.
Uniendo tecnología y tradición
Desde mediados de los noventa, cuando la Grande Maison rediseñó su noble legado en repetición de minutos, sus ingenieros y diseñadores han trabajado para redefinir el estándar de calidad acústica, recurriendo a la tecnología para salvaguardar y ajustarse a las tradiciones más preciadas de la relojería.
Aprovechando la calidad de transmisión del sonido suprema del cristal de zafiro sintético, los "timbres cristal" patentados de Jaeger-LeCoultre (presentados en 2005) se sueldan directamente al cristal del reloj. Los timbres de perfil cuadrado presentados dos años más tarde proporcionan una superficie de contacto plana a los martillos, lo que garantiza golpes más contundentes y potentes. Los martillos "trébuchet" articulados (presentados en 2009) emplean un principio mecánico similar al de las catapultas de contrapeso medievales de las que toman su nombre, lo que se traduce en una mejora de la velocidad y la fuerza del golpe del martillo. La función de reducción de silencios, presentada en la colección Hybris Mechanica 11 de 2014, garantiza que incluso cuando los cuartos de hora no suenan, no se registra ningún retraso de tiempo correspondiente a estos cuartos faltantes antes de que se den los minutos.
En 2019, Jaeger-LeCoultre presentó un nuevo diseño de timbre "dúplex" en el Calibre 950. En vez de dispuestos sobre bobinas planas, los timbres realizan un círculo antes de doblarse hacia adelante y después se desvían para formar dos semicírculos alrededor de la parte superior del movimiento. De esta forma, se reduce de forma significativa la resonancia acústica, al usar al máximo el espacio interior de la caja.
A pesar de trabajar constantemente en la mejora del mecanismo de funcionamiento de la sonería, los ingenieros de Jaeger-LeCoultre también afrontaron el reto de combinar los relojes con repetición con otras complicaciones, más recientemente uniendo el calendario perpetuo, el Gyrotourbillon multi-eje y un mecanismo de sonería Westminster (Calibre 184), combinando un calendario perpetuo con el nuevo sistema de timbre "dúplex" y el sistema de carga automática (Calibre 950), y uniendo el calendario sideral y el tourbillon volante orbital en la nueva generación Master Grande Tradition Grande Complication de este año (Calibre 945).
Durante 150 años, los relojes de sonería han sido un punto fuerte de Jaeger-LeCoultre, complementando su savoir-faire en otras complicaciones clásicas. Este año la nueva generación de relojes ocupa el foco de atención, rindiendo homenaje al gran patrimonio de la Manufactura sin dejar de reafirmar el espíritu de innovación que siempre ha impulsado a la Grande Maison.